En este punto y momento (u hora) debo confesar mi ignorancia sobre el hecho de que en teatro existiera el hermanamiento entre grupos. ¡Y vive Dios que existe! De ello nos dieron noticia de facto los grupos Aena Teatro, de Madrid, y Algazara y Punto Teatro, de Plasencia, pues ambos integrados sin duda alguna por gentes de noble corazón y mente despejada, nos acogieron como hermanos. Hoy sabemos que aquello no fue un decir ni un suponer, sino una realidad de las que felizmente acontecen a lo largo, que es como decir a lo lejos o en la distancia y de la que sólo gentes de esa calidad son capaces.
Ya hemos tenido constancia de su afabilidad, de ambos grupos, y de su afecto y es por ello que todo cuanto hemos escrito, hablado o supuesto nos sabe a poco, porque raro es encontrar gentes y grupos empeñados en tales afanes. Correspondemos y desde hoy proclamamos lo ya hecho, QUE ESTOS SON NUESTROS GRUPOS HERMANOS, los primeros en entrar por una puerta, que ya puestos, dejamos abierta. Y también venimos a decir que pensaremos formas para que este hermanamiento no goce siempre de la virtud de la distancia y para que quepan muchas cosas en común más allá del puro título que nos otorgamos.
Al fin, doblando con cuidado el mapa, Madrid, Plasencia y León no pueden caer tan lejos, y menos si el mapa se ve desde el aire, en un vuelo, y si quien lo interpreta es nada menos que su excelencia el muy afamado y andariego José Manuel Méndez Franco, viajero de varios continentes.
Y si no escribo más, es porque en este momento empieza el retiro o cónclave en el que pensaremos fórmulas para hacer más feliz ese hermanamiento. ¡Que el buen orujo nos guíe!
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